Alégrate en Dios
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
(Filipenses 4:4).
Reflexión: El gozo es la segunda cualidad del fruto del Espíritu que aparece en Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Según su traducción se describe como “estado de permanente alegría y felicidad que se produce de una experiencia espiritual”, ahora bien, el verdadero gozo del que habla la Biblia en reiteradas ocasiones no se trata de la felicidad que nos producen las cosas materiales o los placeres que este mundo ofrece, en lugar de eso, el gozo en el creyente es el resultado de la obra salvadora que Cristo ha ejercido sobre cada uno de nosotros. Es producto de experimentar una verdadera libertad, entrega de nuestras cargas a Dios y disfrutar de su amor para con nosotros, por esta razón, el gozo es un sentimiento de origen espiritual que se mantiene arraigadamente en nuestro ser, y que depende de la comunión con Cristo, de modo que el origen del gozo radica en la llenura del Espíritu Santo en nosotros, lo cual nos mantiene llenos de su presencia, de manera que aún en medio de las pruebas, podemos encontrar un descanso para nuestras almas y el gozo indescriptible que nos da la seguridad de que Dios está con nosotros. Desde siempre el sistema actual nos ha enseñado que para ser felices y plenos necesitamos llenar nuestras vidas con los triunfos académicos, laborares, la prosperidad económica, o los placeres del mundo, sin embargo, esto nunca logra satisfacernos del todo, ya que siempre faltará algo. La alegría que proviene del mundo es una felicidad momentánea que, aunque nos emociona por instantes, desaparece movida por las circunstancias de la vida. De modo que ¿Cómo podemos permanecer gozosos todo el tiempo? Pablo nos da la respuesta: “Regocíjense en el Señor siempre…” Filipenses 4:4 La clave para el gozo cristiano está en su fuente, la cual es el Señor, si el cristiano siempre está en Cristo, Él siempre estará en él, y esa siempre será una razón para tener gozo, aun cuando las circunstancias sean de dolor, lamento o tristeza, aún podemos alegrarnos en Cristo.
Paz y Gracia